domingo, noviembre 12, 2006

Educar desde el primer día de vida, es la base

Walter Mischel llevó a cabo desde la Universidad de Stanford una investigación con preescolares de cuatro años de edad, a los que planteaba un sencillo dilema: "Ahora debo marcharme y regresaré dentro de veinte minutos. Si quieres, puedes comerte esta golosina, pero si esperas a que yo vuelva, te daré dos."

Aquel dilema resultó ser un auténtico desafío para los niños de esa edad. Se planteaba en ellos un fuerte debate interior: la lucha entre el impulso por comer la golosina y el deseo de contenerse para lograr más adelante un objetivo mejor.

Era una lucha entre el deseo primario y el autocontrol, entre la gratificación y su demora. Una lucha de indudable trascendencia en la vida de cualquier persona, pues no puede olvidarse que tal vez no exista habilidad emocional más esencial que la capacidad de resistir el impulso. Este es el fundamento de cualquier tipo de autocontrol emocional, puesto que toda emoción supone un deseo de actuar y es evidente que no siempre ese deseo será "oportuno".

En la primera prueba, comprobó que aproximadamente dos tercios de esos pequeños de cuatro años de edad fueron capaces de esperar los veinte minutos (que seguramente les pareció una eternidad). Pero otros, más impulsivos, se abalanzaron sobre la golosina a los pocos segundos de quedarse solos en la habitación.

Además de comprobar lo diferente que era entre unos y otros la capacidad de demorar la gratificación y, por lo tanto, el autocontrol emocional, una de las cosas que más llamó la atención al equipo de experimentadores fue el modo en que aquellos niños soportaron la espera: volverse para no ver la golosina, cantar o jugar para entretenerse, o incluso intentar dormirse.

Pero lo más sorprendente vino unos cuantos años después, cuando pudieron comprobar que la mayor parte de quienes en su infancia habían logrado resistir aquella espera, luego en su adolescencia eran notablemente más emprendedores, equilibrados y sociables.

Aquel estudio comparativo revelaba que - en términos de conjunto - los niños que en su momento superaron la prueba de la golosina fueron luego (diez o doce años después) personas mucho menos proclives a desmoralizarse, más resistentes a la frustración y más decididos y constantes.

Como es natural, no es que el futuro esté ya predeterminado para cada persona desde su nacimiento, entre otras cosas porque no puede olvidarse que a los cuatro años se ha recibido ya mucha educación. Hay, sin duda, toda una herencia genética, un temperamento innato que influye bastante, pero no es ése el factor principal. Un niño de cuatro años puede haber aprendido a ser obediente o desobediente, disciplinado o caprichoso, ordenado o desordenado, como bien puede atestiguar cualquier padre, o cualquier persona que trabaje con preescolares.

Es indudable que el tipo de educación que había recibido cada uno de esos niños influyó decisivamente en el resultado de aquella prueba con las golosinas. Por eso, más que alentar oscuros determinismos ya cerrados desde la infancia, o viejas tesis conductistas, lo que aquella investigación vino a resaltar es cómo las aptitudes que despuntan tempranamente en la infancia suelen florecer más adelante, en la adolescencia, o en la vida adulta, dando lugar a un amplio abanico de capacidades emocionales. La capacidad de controlar los impulsos y demorar la gratificación, aprendida con naturalidad desde la primera infancia, constituye una facultad fundamental, tanto para cursar una carrera como para ser una persona honrada, o tener buenos amigos.

La capacidad de resistir los impulsos, demorando o eludiendo una gratificación para alcanzar otras metas - ya sea aprobar un examen, levantar una empresa, o mantener unos principios éticos - , constituye una parte esencial del gobierno de uno mismo. Y todo lo que en tarea de educación, o auto-educación, pueda hacerse por estimular esa capacidad será de una gran trascendencia.

8 Comments:

Blogger foton said...

Exelente ejercicio para diciplinar el alma. Lo tomare en cuenta para con mis hijos.

En mi caso personal veo el por que soy tan dado al autocontrol emocional. En la vida me he tenido que privar de muchisimas cosas que he deseado con toda el alma. He tenido que reprimir mi primer impulso.

Pero a cambio tengo la suerte de ser tal como tu dices. "menos proclives a desmoralizarse, más resistentes a la frustración y más decididos y constantes."

Un abrazo.

11:09 a. m.  
Blogger marvision said...

FOTÖN
Si tu ya eres así solo debes fortalecer a tus niños para que así sean. No obstante, no creo yo que lo importante sea privarse de las cosas, no, no es eso, es "esperar a que te lleguen cuando deban llegar" que no es lo mismo. Paciencia. Todo lo que verdaderamente quieres...te llegará pero no cuando tu esperas, sino cuando no lo esperes...Entiendes?
Todo lo conseguiremos si lo deseamos y la clave está en no caer en regalos fáciles...entonces tendremos la recompensa. Este es el verdadero mensaje de este post, los niños y los mayores, todos debemos aprender a esperar el momento que vendrá solo, el solo. Un saludo amigo Fotón eres muy bien bienvenido

1:26 p. m.  
Blogger Pryncesazul said...

k ejemplo mas claro lo has hecho con estos niños, excelente, solo asi sabremos de lo k somos capaces de hacer verdad!!!!
cuidate

10:30 p. m.  
Blogger R.MUTT said...

Esta claro que hasta esos impulsos que tienen los niños que se suponen que son innatos, tambien pueden "educarse".

Para realizar el cambio que tod@s nos planteamos, creo que hasta esos detalles de quien es mas paciente o impaciente, deben ser reeducados, es decir, a los niños que son mas impacientes, se les proponen actividades o juegos que les enseñen a afianzar su autocontrol, que a fin de cuentas es una de las características de las que nos hacen "ser" humanos.

ahora estoy trabajando en un comedor cuidando a los niños de 4 años (los de tres se echan la siesta ¡ que vida!), y observaba que la mayoría de los niños juegan a ser superhéroes: "uahhshhshh, y saco mi megapoder de yperfuerza y......".
Me doy cuenta de que toda la realidad que estan viviendo esta relacionada con la violencia, los dibujos de los niños son sobre peleas y muertes, las noticias (cuando estan en horario infantil), aqui en españa que se permitan programas como el tomate, o los del corazon de 16 a 19; eso debe estar prohibido, los niños estan creciendo en la generacion granhermano, con su movil, y su internet, pero no tienen que estar sometidos a elementos externos "maleficos", como en este caso los dibujos animados violentos, los juegos violentos porque: "mi hijo no va a ser el tonto que no tiene el videojuego", los programas del corazon y un largo etcetera.

Nos creemos que la educación no es importante pero es la base para el cambio, es nuestro granito de arena para que los vengan despues, puedan hacerlo en una sociedad mejor.

Un abrazote y espera: QUE COMEREMOS DOS GOLOSINAS

4:33 p. m.  
Blogger Opalo said...

Efectivamente, la educacion es la base de todo...si todos hubieramos aprendido a contener nuestros primeros impulsos creo que no existiria tanta violencia ni gente insatisfecha con lo que NO tiene.
Cariños

9:30 p. m.  
Blogger Parches y salud said...

Jo, qu epost tan bueno y que experimento tan cojonudo.

Yo al igual que Foton, tuve que privarme de muchas cosas en mi infancia, pero al final el vaso se desbordo por otras partes :(

11:09 a. m.  
Blogger marvision said...

PRINCESAZUL, ÓPALO, FRESH Y Sr. R. MUTT
El problema que yo veo es que no vamos a una mejor educación, no tenemos más que ver lo que dice nuestro amigo y colaborador Sr. Mutt, Los padres han dejado la educación en manos de la sociedad y solo impera lo que él dice, la Tv, los móviles, los videojuegos, la violencia, el ser más genuino y tener un prestigio, esto los niños lo absorben muy bien.
Por qué unos lo vemos y otros no quieren verlo? o es que realmente no lo ven? Es muy preocupante todo lo que se está generando y no bueno. Como se gira? Como hacemos para que se eduque en los valores? Todo son preguntas y no tengo respuestas para dar, espero iluminarme y ver una salida a todo esto.
Gracias por vuestros comentarios aquí en vuestra casa y nuestra causa.
Abrazos a todos de marvision

4:42 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

La conclusión del experimento podría ser otra, en mi opinión. Quizás los niños que se autocontrolaron recibieron una pauta educativa que los hizo en ese momento autocontrolarse y luego ser adultos felices y adaptados, y los otros al contrario.

Quiero decir que quizás no se pueda concluir que la aparición de una aptitud en la infancia (el autocontrol) sea la causa de una mejor adaptación a la vida adulta, sino que ambas cosas son consecuencia de una pauta educativa adecuada por parte de los agentes educadores intervinientes en todo el proceso vital de dicha persona.

Esto no quiere decir que el experimento no me parezca interesantísimo, pero su finalidad me parece más divulgativa que científica. Es indudable que la capacidad de autocontrol es importantísima para la vida, y que cuanto antes se aprenda menos te hará sufrir.

Pero cuidado: autocontrolarse no es lo mismo que reprimirse. Si el control de uno mismo tiene un fundamento, un argumento, una razón de ser (por ejemplo, el pragmatismo de obtener dos chucherías "por el precio de una") y el sujeto en cuestión así lo entiende, se puede hablar de autocontrol.

En cambio, cuando se invita a la auto-disciplina por-que-sí, sin que la persona sea consciente de su necesidad, entramos en la represión, que como cualquier otra capacidad se puede enseñar y entrenar, y que tanto y tanto daño ha hecho y hace a muchísimas personas.

Durante años el sistema educativo, basado principalmente en una religiosidad mal entendida, propuso la represión como fórmula para todo o casi todo. Los centros de salud mental hoy están llenos de estos adultos.

9:43 a. m.  

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